jueves, 30 de septiembre de 2010

DE NUEVO LLEGÓ NEPTUNO



De nuevo el implacable Neptuno, sin el menor de los miramientos me ha atrapado con su tridente “El Pánico” sumergiéndome en las profundas aguas, sin encontrar ayuda de esas tantas veces mencionadas buenas y salvadoras sirenas que me eleven a la superficie permitiéndome respirar acompasadamente y con suerte otear una barca a la que subirme.
Me siento rodeada de aterradores peces piraña que no se limitan a despiezar mis zonas dañadas, principalmente el sin duda órgano vital… “el corazón” para proseguir con el estómago donde habita una inmensa bola de nervios la que se ha adueñado de mi frágil mente. Por si ello fuese poco, para alargar esta mi angustiosa agonía, se me alimenta de hojas acuáticas cual comunes “fármacos” con el propósito de aportarme las fuerzas suficientes para recuperar las ganas de esforzarme al máximo para por mi misma y sin ayuda de nadie (porque no hay nadie) salir a la superficie.
Soy Valiente, no quiero abandonarme esperando la ayuda que desde muy antaño sé, no llegará nunca y menos desinteresadamente; nunca he hallado a nadie que de algo por nada y no hablo de cosas materiales, que han carecido y carecen de importancia para mí. Sí, esas tan precisadas palabras de aliento al tiempo de unas cálidas manos extendidas donde poder asir las mías y con esta suave fusión hacer acopio del tan necesitado calor humano.
Odiado y temido Neptuno ¡Aléjate! No por ser un asiduo visitante en mi vida va a existir la más mínima empatía entre ambos. Son tantas las veces que me has atrapado en tu tridente que desconozco cómo y cuando, pero sigo esperanzada en hallar el antónimo imán que repela ese tu vil metal que tienes por arma atrapadora.
Ahora aunque exhausta del cansancio que produce la constante lucha que ambos mantenemos, no cejaré en el empeño de desprenderme de tan pesado lastre, que no dudo es éste y no otro quien me hace ser presa fácil.



.

No hay comentarios:

 
ir arriba