En ésta, erróneamente llamada mi propiedad, tristemente vacía, a la espera de tu llegada, sí, te digo a ti (aún persona desconocida) para que tu sombra sirva de visillos que cubran las cristaleras
ahora descubiertas porque son inexistentes las intimidades a preservar de ojos ajenos. Que igualmente esperan de tu sonrisa, esa que ocupará el lugar de los ahora ausentes focos para dejar de vivir en la obscuridad. Armarios vacíos que esperan ser ocupados con tu sudada ropa, sudor propiciado por íntimos instantes entre ambos nunca relatados. Brillante pero fría tarima ausente de las huellas de tus pies descalzos al levantarte del lecho hasta ahora no ocupado. Son tantas las carencias de esta mi "pertenencia" que sería osado llamarlo hogar, de ahí este mi anhelo:
Que el hasta ahora habitáculo vacío, pueda llamarlo hogar...
¡AMBOS TE ESPERAMOS!
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