Soy de Vizcaya, resido en Cantabria, sin relación alguna en mis antepasados tanto por parte de madre como de padre con el Sur y lo que siento al escuchar una saeta es indescriptible.Canto desgarrador que perfora llegando hasta ese lugar nunca visto llamado "alma".
Es oración, queja, rabía, gozo tantas cosas en una sola. No me gustaría dejar este mundo sin poder presenciar una Semana Santa en Sevilla, más concretamente en Triana.
No soy creyente, practicante menos, pero esa devoción que percibo en las gentes que presencian los diferentes pasos desde sus ventanas y balcones, así como el enfrentamiento pacífico por ser uno de los portadores de "su imagen", te eleva,sientes como un desdoblamiento de tu ser, algo sobrenatural que no se limita a erizarte el vello, o ponerte piel de pollo como coloquialmente se dice. Hay algo, reconozco no saber, que incluso como a los no creyente como yo, al escuchar el sentimiento que irradian al cantar una saeta haciendo la imagen pare, que te incita a pedir sino con fé, si con muchísimo respeto que te ayude en tu sufrimiento y parece esa tu silenciosa petición es atendida pues mires del lado que mires, la imagen parece tener los ojos clavados en tu persona. Las fallas, San Fermines, absolutamente nada tiene esa atracción (para mi) y esta sensación sólo vivida tras el monitor de una T.V. ¿Que no daría por presenciarlo en persona? sin duda... TODO
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