domingo, 8 de agosto de 2010

MI ANTÓNIMA CORDURA


Al igual que el árbol, toda mi pena permanece estática, en tanto las soluciones para mitigar la misma están en constante movimiento como indefensas hojas ante la fuerza de un viento huracanado.
Una excesiva y minuciosa cordura de cada uno de los hechos de las personas a las que quiero más que a mí misma, me hace imprescindible demandar e incluso suplicar ser apartada de mi entorno. Las aglomeraciones me asustan y la soledad me da pánico necesito urgentemente ingresar para ser atendida con la terapia necesaria, esa que confío pueda indicarme personal experimentado. Esta constante angustia me imposibilita cualquier acción hasta antaño cotidiana.
Decepción, angustia, llanto son de un constante insostenible, me asusto a mi misma demandando la muerte pues sólo en ésta veo el descanso mental necesitado. La incomprensión de aquellos por quienes lo he dado y doy todo no me permite aflorar el grito desgarrador que precisa mi garganta para poder seguir respirando. Me ahogo en la pena y considero terrible la antónima LOCURA a la que me ha arrastrado la sinónima
COHERENCIA.

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1 comentario:

ANA dijo...

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